Corta un mango a lo largo de ambos lados de la semilla en el medio. Estos deberían dejarte con dos mitades y la sección central (semilla).
En dos medias piezas, usa tu cuchillo para hacer varios cortes paralelos en el mango y varios cortes transversales, sin atravesar la piel. Use una cuchara grande para sacar los pedazos cuadrados de mango. Pelar y cortar el trozo restante y desechar la semilla.
Agregue todo el mango cortado en cubitos a un Tupperware y congele durante 4-5 horas.
Agregue las rebanadas de mango santificado y colóquelas una al lado de la otra en un tazón y congélelas también.
Una vez congelado, a un procesador de alimentos (o licuadora) agregue mango cortado en cubitos congelado, crema de coco, jarabe de arce y jugo de limón. Pulse o mezcle hasta que quede suave.
Coloque el helado de mango en las cáscaras de mango con una cuchara, usando el dorso de la cuchara para alisarlo.
Vuelva a colocarlos en el congelador durante al menos una hora hasta disfrutarlos.
¡Congele en un recipiente hermético hasta por 5 días, descongele durante 10-15 minutos antes de disfrutarlo!